Libros: Reeditan "Para leer al Pato Donald" de Ariel Dorfman y Armand Mattelart

184 págs. | 21 x 14 ISBN 978-987-629-073-9 marzo de 2009 

El clásico de los años '70, "Para leer al Pato Donald", es un libro clave de la literatura política de los '70. Es un ensayo, un análisis marxista sobre literatura de masas, concretamente sobre la publicada por Walt Disney para el mercado latinoamericano cuya tesis principal es que las historietas de la factoría Disney no sólo serían un reflejo de la ideología dominante -el de las clases dominantes, según los postulados del marxismo-, sino que, además, serían cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de esa ideología. Las historietas de Disney, más que un entretenimiento infantil, son un manual de instrucciones para los pueblos subdesarrollados sobre cómo han de ser sus relaciones con los centros del capitalismo internacional. Este libro surge en un contexto histórico particular, con Allende en la presidencia chilena y con repercusiones variadas, como la de los diarios de la derecha que reaccionaron indignados contra este texto. 

Palabras del autor: "Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una apropiación latinoamericana de un mito norteamericano. Y si uno lo piensa, esta novela no es tan diferente: es la apropiación latinoamericana de un mito norteamericano, incluso de un Estado norteamericano entero, California. En un sentido, aquí está el encuentro de América latina con Norteamérica, tratando de ver cuáles son los limites de confrontación pero también de encuentro. En los 70, yo veía a los Estados Unidos como intentando apropiarse de nuestra cultura". 

Cuando este libro fue publicado en Chile, hacía poco más de un año que la Unidad Popular había asumido el gobierno. En ese contexto, vino a perturbar una región hasta ese momento postulada como indiscutible. Los diarios de la derecha chilena lo leyeron inteligentemente: sus comentarios abandonaron las secciones bibliográficas y ocuparon un lugar en las de política; y la Associated Press difundió un alarmado cable entre sus abonados del mundo. La indignada reacción de la derecha contra este texto tiene un punto de partida: las publicaciones de la línea Disney son universalmente aceptadas como entretenimiento, valor lúdico que corresponde a pautas permanentes de la "naturaleza humana" y que, por lo tanto, está por encima de las contradicciones sociales. Para la burguesía, el Pato Donald es inatacable: lo ha impuesto como modelo de "sano esparcimiento para los niños". De ahí la trascendencia otorgada a este trabajo, donde lo indiscutible se pone en duda: desde el derecho a la propiedad privada de los medios de producción, hasta el de mostrar como pensamiento natural la ideología que justifica el mundo creado a su alrededor. Donald es la metáfora del pensamiento burgués; es la manifestación simbólica de una cultura que articula sus significaciones alrededor del oro y que lo vuelve inocente al despegarlo de su función social.

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