Obra: "La Wagner" de Pablo Rotemberg en Espacio Callejón

Sábados y domingos a las 21Hs. Entradas por Alternativa teatral | www.alternativateatral.com | Localidades $150. Espacio Callejón (Humahuaca 3759, Abasto). Duración: 60 minutos. Adelanto: https://vimeo.com/86577240
Por Lucía Roitbarg

En un espacio creado principalmente por la luz aparecen los cuerpos de las intérpretes: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y Carla Rímola. Rodilleras, coderas y zapatillas es todo lo que visten. Por lo tanto, la primer presencia fuerte es la del cuerpo femenino que nada oculta. Esos cuerpos lo dicen todo, y lo hacen todo. Llegan al límite. Buscan los extremos: ¿Donde empieza lo humano y donde lo animal? ¿qué se corresponde con lo femenino y qué con lo masculino? ¿realmente existen estos opuestos? 

El sexo de cada una de ellas es un arma, un elemento de poder, por eso lo muestran y obedecen a él. Y frente a esto, la violencia sobre los otros cuerpos y sobre el propio. Pero esa violencia también busca lo estético y tal vez por eso la música de Wagner logra acompañar tan apropiadamente. Sin la música es todo tan terrible y casi imposible de mirar. El rol de la música tiene que ver con la intensidad de cada propuesta. Cuando la música llega al clímax todo es una pesadilla. Esos cuerpos son demasiado reales y vivos. Nada de esto podría ser un sueño. 

El espectador es aquí el voyeur ideal para cada escena/acto. Ellas lo necesitan en frente. El espectador debe entrar en ese mundo que provocan y que a veces se hace insoportable. Pero no puede elegir no ver. La luz es tan activa como esos cuerpos, y nos pide que veamos y nos dice muchas veces qué mirar. La violencia está también ejercida sobre la mirada. 

Pero la propuesta permite un vaivén entre lo imaginario y lo real. Porque muchas veces la mente del espectador piensa en la destreza de estas intérpretes que todo lo dejan, parece difícil separar qué parte de lo que viven esos cuerpos es sólo una ficción. La repetición, la automatización, las caídas, los golpes, las miradas: todo es audaz, provocador, e irrepetible. 

Parece a esta altura redundante hablar sobre la dirección coreográfica. Es muy potente aquí la mano del creador, el coreógrafo Pablo Rotemberg. La danza y la violencia dialogan en La Wagner. Y espiar eso es insostenible pero demasiado potente visualmente para dejar de ver.

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