Obra: "El asesino del sueño (Macbeth)" de William Shakespeare

Funciones: martes, 20:30 hs. Lugar: Teatro del Abasto (Humahuaca 3549) ​Reservas: 4865 0014; teatro@teatrodelabasto.com Valor de la entradas: $150 central; $130 laterales​. 
Un mundo en donde el orden de la naturaleza ha sido violentado por el asesinato-parricidio del rey de Escocia en manos de su bravo y fiel soldado, Macbeth, y en el que sus hombres ya no podrán conciliar el sueño nunca más, por temor a ser asesinados, o por maquinar el crimen en la eterna noche a la que han sido condenados. Tragedia en la que la sangre limpia la sangre y en la que un asesinato tapa otro, la pesadilla funciona como un cuento negro atravesado por un submundo sobrenatural. 

En esta versión, las fuerzas de la oscuridad son representadas por tres brujas dueñas de una gran belleza y vestidas de novias, que menstrúan​ constantemente. Esa imagen sangrienta​ recuerda la profanación del orden de la naturaleza presente en la cosmovisión isabelina, compuesto por los dioses, los reyes y los hombres. En esta puesta en escena, ​los muertos cuelgan sobre el escenario chorreando sangre: ni los personajes ni los espectadores pueden escapar a la visión de los cuerpos mutilados, inertes y acusadores de lo peor y más bajo de los actos humanos. Es en este punto donde “El asesino del sueño” opera contemporáneamente como un espejo más aterrador aún, a través del cual cualquiera de nosotros podríamos llegar a vernos reflejados cometiendo la acción atroz del crimen. La ambientación es neutra,​ pero permite que la imaginación del espectador asocie la acción dramática a cualquier punto de nuestro planeta militarizado, que sea o haya sido atravesado por dictaduras militares o por guerras;​ gracias a un vestuario con rasgos militares que atraviesa a todos los personajes, (con excepción de las brujas y de Hécate). 

Sobre el escenario, un gran tapete color hueso, como tierra resquebrajada, delimita el espacio en el que los actores representarán la obra, mientras que un enorme portón de hierro simula las fauces del infierno por donde serán escupidos los personajes. La puesta en marcha de la clásica maquinaria del poder, ese gran mecanismo reconocible en Shakespeare en otras de sus grandes tragedias como “Ricardo III” o “Coriolano”, no admite en “El asesino del sueño” posibilidad de salvación, arrastrando a todos sus personajes al vórtice de un espiral de locura y de violencia. ​Sólo Macbeth es quien comprende a la perfección que una vez que se da el salto a la otra orilla no hay retorno posible, y como quien ensaya una y otra vez su propia muerte, enfrenta su mesiánico destino hasta las últimas consecuencias.

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