Lisandro Alonso, quien fuera asistente de Nicolás Sarquís cuando el director estaba a cargo de la sección Contracampo del Festival de Mar del Plata, presentó hoy su último trabajo en la Competencia Internacional, tras haber participado en Cannes en la sección "Una cierta mirada".
El título hace referencia a una tierra mítica, de abundancia y felicidad, pero tan difícil de hallar "que los que la intentaron encontrar se perdieron en el camino". Para llevar a la pantalla esa Jauja, Alonso filmó en los desiertos patagónicos con Viggo Mortensen en la piel de un militar danés que pierde a su hija adolescente, Ingeborg.
En esa búsqueda, Alonso paulatinamente abandona la narración más clásica (por llamarla de algún modo) y se sumerge en un universo onírico, con pinceladas del cine de Tarkovski o de Bergman.
Los planos generales, con un ritmo muy pausado, para que el espectador recorra la imagen y la construya en su mente, son ya una marca de estilo de este director egresado de la FUC. La idea de un territorio donde el tiempo y el espacio tienen una lógica diferente a la del resto del mundo no es nueva, pero siempre es presentada con ribetes filosóficos. En este caso, la relación de una niña con su padre, mientras descubre su sexualidad, está representada por medio de muchas metáforas visuales, bastante crípticas, pero igualmente atrapantes desde lo estético.
Un film que no es para todo los públicos, pero que nos muestra la diversidad de miradas que el cine puede reflejar.
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