El cortometraje de animación Padre nada tiene del género infantil. La acción se desarrolla en 1983 aunque eso es sólo un dato: el tiempo es un factor fundamental en el relato de una historia que entra en relación con la última dictadura militar.
Lo genial del trabajo de Santiago Bou Grasso es la sutilidad que maneja su corto al transitar el conflicto interno de una anciana "encerrada" en la relación con su padre, aunque ya estemos en el plano de la interpretación, debido a que todo se sugiere y nada se explicita.
Dibujos desgarbados, sombras prominentes, leves movimientos de cámara y colores pasteles, trasmiten la frialdad de la situación. Los indicios y metáforas alusivas están por doquier para graficar el estado de ánimo de la protagonista.
Un trabajo que apela a la condensación de la acción mediante la imaginación, sin efectismos ni golpes bajos. Todo se trasmitirá a través de gestos, miradas e imágenes significativas. Cine puro.
Comentarios
Publicar un comentario