Obra: "Noches Romanas" con Virginia Innocenti y Osmar Núñez

Jueves, Viernes y Sábados a las 20 hs. 
Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) 
Entradas: $ 130.- 
Por Rocío Mariel González

Noches romanas fue escrita por el dramaturgo newyorkino Franco D`Alessandro y estrenada en el Off Broadway en 2002. En Buenos Aires llega de la mano de Oscar Barney Finn, un reconocido director tanto de cine como de televisión y teatro, que ya había incursionado en la obra de Tennessee Williams con La gata sobre el tejado de zinc (caliente)

La pieza aborda la relación a través de los años de Williams, novelista, escritor de teatro y guionista de sus adaptaciones cinematográficas, y Anna Magnani, la gran actriz del neorrealismo italiano, protagonista de Roma, ciudad abierta. Entre ambos crece una amistad que dura hasta el fin de sus vidas. 

La escenografía, a cargo de Alejandro Mateo, propone un espacio inmenso, abierto y blanco, que tiene como telón de fondo un balcón por donde se ve toda la ciudad de Roma. Espacio que de alguna manera se contradice con lo que viven estos personajes, atrapados en el dolor, fuente inagotable de sus talentos artísticos. Williams era un escritor homosexual, cuya hermana había sido lobotomizada a pedido de su madre, para curarla de sus enfermedades mentales; Magnani tenía un hijo en silla de ruedas a causa de la poliomelitis. Ambos tuvieron una vida amorosa llena de altibajos, él por su incapacidad de serle fiel al gran amor de su vida, ella por el despecho que significó que Roberto Rossellini la abandonara por Ingrid Bergman. La obra muestra sus encuentros a lo largo de los años, siempre en ese salón luminoso, aunque los personajes progresivamente se vayan tornando más oscuros. 

Es curioso que una de las novelas de Williams sea La primavera romana de la señora Stone, publicada en 1950, año en que se conoce con la diva italiana, y que trata de una gran dama norteamericana, diva legendaria por su carrera de actriz y hermosura, que se instala en una Roma sensual y decadente. Tal vez, por lo que deja entrever la obra de D'Alessandro, Magnani fue no sólo la musa de La rosa tatuada y El hombre de la piel de víbora, sino de otros trabajos. 

Una obra que atrapa tanto por la propuesta estética de los años 50 como por las actuaciones formidables de Núñez e Innocenti, quienes sin caricaturizar a estos célebres personajes, logran hacer que el público se crea que está frente a estas dos figuras tan representativas de mediados del siglo XX.  

Comentarios