Por Rocío Mariel González
Dos son los personajes que la cámara de Queiros sigue: una cantante que participó de niña en la campaña, realizando un jingle televisivo, sin ser consciente de las implicancias políticas y sociales que su acción tenía y un joven ceilandes que lanza su candidatura para el congreso.
De este modo, la mirada del presente es una vuelta de tuerca a esa mirada del pasado: la niña que cantó sin saberlo en contra de su propia gente, hoy se reivindica desde el canto de protesta. El muchacho desencantado por las promesas políticas incumplidas, promete hoy a sus vecinos aquello que él quería para sí mismo.
Un film cíclico, o mejor dicho, espiralado: cada vuelta que se da sobre la historia arroja luz sobre las contradicciones del país más grande de Sudamérica, que necesitó crear una ciudad marginada para venderle al mundo la ilusión de que Brasilia era el reflejo de una sociedad moderna e igualitaria.
Este año el BAFICI inaugura la sección "Odiseas del espacio", dedicada a las relaciones entre el cine y la arquitectura, y promete ser más que interesante.
En este film, Queiros trabaja una problemática fundamental: la construcción de Brasilia durante los años '60, bajo el gobierno socialista de Kubitschek. Esta concepción urbanista implicó un flujo migratorio no "esperado" y no acorde a los planes de hacer visible una ciudad moderna e igualitaria. Así es como el gobierno militar de los '70, implementó la "Campaña de Erradicación de Invasores". Toda esa masa de gente que vivía en Brasilia fue exiliada obligatoriamente a un terreno yermo, bajo la falsa promesa de una vivienda "decente" (cosa que jamás sucedió, ninguna edificación estaba aguardándolos) El suburbio tomó las siglas de la nefasta campaña C.E.I.landia (Ceilandia)
Dos son los personajes que la cámara de Queiros sigue: una cantante que participó de niña en la campaña, realizando un jingle televisivo, sin ser consciente de las implicancias políticas y sociales que su acción tenía y un joven ceilandes que lanza su candidatura para el congreso.
De este modo, la mirada del presente es una vuelta de tuerca a esa mirada del pasado: la niña que cantó sin saberlo en contra de su propia gente, hoy se reivindica desde el canto de protesta. El muchacho desencantado por las promesas políticas incumplidas, promete hoy a sus vecinos aquello que él quería para sí mismo.
Un film cíclico, o mejor dicho, espiralado: cada vuelta que se da sobre la historia arroja luz sobre las contradicciones del país más grande de Sudamérica, que necesitó crear una ciudad marginada para venderle al mundo la ilusión de que Brasilia era el reflejo de una sociedad moderna e igualitaria.
REPITE:
Domingo 15, 14 hs, San Martín 2
Sabado 21, 15 hs, Cosmos
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