Funciones: Sábados a las 23 hs
Teatro del Centro Cultural Cooperación
(Av Corrientes 1543)
Entrada $60.-
Por Laura Recio
Con la dirección impecable de Mariano Dossena, quien pudo plasmar con absoluta fidelidad el sentimiento íntimo pero universalmente desgarrador que atraviesa esta familia noruega de fines del siglo XVIII, se desarrolla esta pieza cumbre del teatro clásico.
Un Ibsen en su más alto nivel expresivo que logra traducir dramáticamente todo un registro de época a partir de la historia familiar abordada.
A partir del drama íntimo de esta familia tradicional de la Europa ancestral, el autor recrea las creencias, prejuicios, hipocresías propias de una época que se expresan sabiamente a través de la historia que se relata. Y como toda obra de arte, esta joya del teatro clásico conserva una vigencia asombrosa a la hora de su resolución. Los espectros subyacen, permanecen, toman forma y se reinventan siempre que los hombres no puedan asumirlos y resignificarlos. La metáfora del fuego en medio de la trama impacta por su crudeza pero también por su oportunidad, en medio de la revelación de los secretos que ya no pueden seguir ocultándose. El fuego purificador hace caer los velos de la mentira tanto tiempo ocultada en nombre de la supuesta salvaguarda de la memoria familiar.
A partir del drama íntimo de esta familia tradicional de la Europa ancestral, el autor recrea las creencias, prejuicios, hipocresías propias de una época que se expresan sabiamente a través de la historia que se relata. Y como toda obra de arte, esta joya del teatro clásico conserva una vigencia asombrosa a la hora de su resolución. Los espectros subyacen, permanecen, toman forma y se reinventan siempre que los hombres no puedan asumirlos y resignificarlos. La metáfora del fuego en medio de la trama impacta por su crudeza pero también por su oportunidad, en medio de la revelación de los secretos que ya no pueden seguir ocultándose. El fuego purificador hace caer los velos de la mentira tanto tiempo ocultada en nombre de la supuesta salvaguarda de la memoria familiar.
Y frente a tanta tragedia, como sólo los grandes autores lo logran, Ibsen rescata el profundo sentido de la vida y la alegría en el destino final que impregna el mensaje integral de esta pieza, tornando la oscuridad en luz y el silencio en voz.
Un elenco impecable, donde brillan tanto Pelicori como el resto de sus compañeros, así como la elección de la voz impactante de Joaquín Rodríguez Soffredini en un hallazgo artístico singular enmarcan el clima de gran intensidad al que el director se somete a la hora de preservar la pureza de la trama. Escenografía, vestuario, luces, todos parecen confluir de la mano del director en un concierto exquisito de buen teatro.
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