Festival MDQ: "Arirang" de Kim Ki-Duk

Por Rocío Mariel González

Kim Ki-Duk saltó a la fama gracias a Festivales Internacionales de Cine, situándolo en el mapa cinematográfico como el representante más prometedor de Corea. Pero un accidente en la filmación de su última película, hace que se recluya en el silencio durante tres años, viviendo en la montaña como un ermitaño.

Arirang es la explicación que él mismo da al mundo acerca de su autoimpuesto encierro. El título del film remite a una canción popular coreana que, por algún motivo, toca una fibra muy emotiva en la sensibilidad de Ki-Duk.

El documental es bastante egocentrista (él sólo se filma, edita y protagoniza en un permanente close-up). Utilizando la esquizofrénica metáfora de su propia sombra preguntándole por su depresión y alcoholismo, responde extensamente acerca de su desilusión con sus asistentes, actores, compatriotas, y el mundo en general. Para él la vida es un modo de tortura.

Una película que, en el intento del director por explicar su poética, le quita todo el encanto y la ambigüedad a sus films. Sin duda, un mal paso en la carrera de este multipremiado director.

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