¿Qué es la enseñanza liberadora? ¿Cómo se transforman
los profesores en educadores liberadores? ¿Cómo empiezan
a transformarse los estudiantes? ¿Cuáles son los temores, los
riesgos y las recompensas de la transformación? ¿Qué es la enseñanza
dialógica? ¿Cómo deben hablar los profesores en un
discurso liberador? ¿Una clase liberadora tiene rigor, autoridad
y estructura? ¿Los profesores y los alumnos son iguales
en un programa liberador? ¿De qué modo la educación liberadora
se relaciona con la transformación política dentro de
la sociedad como un todo? ¿Este proceso puede ser aplicado
en otros cursos, más allá de la alfabetización y la comunicación?
¿Cómo se pueden transmitir contenidos mediante un
método dialógico? ¿Cómo utilizan los profesores liberadores
las pruebas y los textos? ¿Qué quiere decir empowerment?1 ¿Podemos
aplicar en el Primer Mundo una pedagogía del Tercer Mundo? ¿Cómo se integran los temas raza, sexo y clase en el
proceso liberador?
En el libro "Miedo y osadía: la cotidianidad del docente que se arriesga a practicar una pedagogía transformadora", Paulo Freire y Ira Shor realizan estos planteos aclarando no tener todas las respuestas ni conocer todas
las preguntas que habría que formular, pero decididos
a dar continuidad, aquí, a un diálogo que a menudo tiene lugar
sobre la teoría y la práctica de la pedagogía dialógica.
La mayoría de los que trabajan en la escuela sabe que la docencia exige mucho. Es, también, una actividad muy práctica,
aunque todo lo que pasa en clase sea la punta de un iceberg
teórico. Pero los profesores se interesan más por la práctica
que por la teoría. Si bien cualquier práctica tiene un fundamento
teórico y viceversa, la mayor parte de las investigaciones
en educación no son de gran ayuda durante las agitadas
horas de clase concreta.
Los profesores lidian con demasiadas
clases, con demasiados alumnos, y con demasiado control administrativo,
de modo que la necesidad de contar con algo que
funcione en clase es mucho más que una aparente necesidad
de armazón teórica. Mientras tanto, las preocupantes carencias
del sistema escolar exigen ideas nuevas. Establecer un diálogo a través de
este libro, empezaría por los problemas y por los datos reconocidos
y fundamentados en la realidad acuciante de la docencia. He aquí la utilidad de este libro que edita Siglo XXI en el mes de julio.
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