Por Emiliano Basile
El año pasado cuando se estrenó Gigantes de acero (Real Steel, 2011) mucho destacaban el sólido y atractivo argumento que funcionaba sobre la trillada historia de boxeadores aquí devenidos en robots. Una metáfora de ganadores y perdedores se comentaba.
El año pasado cuando se estrenó Gigantes de acero (Real Steel, 2011) mucho destacaban el sólido y atractivo argumento que funcionaba sobre la trillada historia de boxeadores aquí devenidos en robots. Una metáfora de ganadores y perdedores se comentaba.Lo que casi nadie aclaro es que la trama de Gigantes de acero era muy pero muy parecida a la de Halcón (Over the top, 1987), la película de los años ochenta donde silvestre Stallone “pulseaba”. ¿La recuerdan? Bueno la historia viene así, Lincoln Hawk (Sylvester Stallone) es un camionero que abandonó a su familia años atrás y que ahora, a pedido de su esposa Christina (Susan Blakely), debe regresar en busca de su hijo Michael (David Mendenhall) y reencontrarse con él.
Demás está decir que ambos se harán amigos y reforzarán el vínculo perdido entre padre e hijo. La diferencia de películas son los robots boxeadores por las pulseadas pero la “trama” de padre camionero con hijo abandonado es la misma.
Halcón fue editada por el sello Emerald el pasado mes de mayo. Para valorar una película primero hay que ver la original.
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