Este largometraje está inspirado en el corto del mismo director del año 2004 que se titulaba Tiempos modernos. Ambas historias comparten el protagonista, el músico Oscar Payaguala, quien pertenece al pueblo Aonikenk -más conocido como tehuelche.
En Tiempos menos modernos Payaguala recibe como única compañía a un joven, interpretado por Nicolás Saavedra, quien representa los aires de modernización frente a este viejo anclado en sus tradiciones. Una mañana descubre que a Payaguala le ha entregado el gobierno nacional una televisión y teléfono digital. A partir de allí, empezará la "educación" audiovisual para este cacique tehuelche.
La televisión se transforma en una suerte de ventana abierta al mundo, y el efecto cómico es provocado por la falta de elementos que posee este hombre para decodificar...y más tarde lo rápido que los ha adquirido y el contraste con su modo de vida. En esa TV se juega permanentemente con los propios códigos que posee el espectador del film: allí hay películas, noticieros, reality shows, programas de cocinas, de ejercicios, una telenovela, un discurso presidencial (el único material de archivo), realizando una mirada hipercrítica acerca de lo que es ficción y lo que es realidad, y cómo a veces parecen invertirse.
Franco declara tener como referente a Charles Chaplin, cuestión que se percibe no sólo en el título del film y en un insert de la película El gran dictador, sino en esta visión tragicómica de la vida, y en el modo de filmar. En la rueda de prensa de Pantalla Pinamar, Simón Franco ha contado que le dijeron que si su película la pasaban en Rusia sin subtítulos la gente igual la entendería.
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