"De martes a martes" de Gustavo Triviño en Pantalla Pinamar

Por Rocío Mariel González

Ganadora del premio Astor de Plata al Mejor Actor (Pablo Pinto) en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, entre otros premios (Huelva, Biarritz), "De martes a martes" se impone como uno de los estrenos argentinos que hay que esperar con atención en el segundo semestre de este año. 

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos del film la cámara sigue incansablemente a Juan Benítez en su rutina diaria: ir al gimnasio, comprar en el kiosco dos barritas de cereal, ir a trabajar a una fábrica textil (a menudo llegando tarde y siendo hostigado por su empleador), comprar un huevo de chocolate para su hija a la salida del trabajo, llegar a su casa, comer y dormir. Algunos días hace un sobreturno, y luego se dirige a un trabajo nocturno como "patovica". 

El mundo exterior es hostil: lo agreden por ser callado, lo agreden por su físico, básicamente lo agreden por ser morocho y pobre. La única amabilidad proviene de su esposa y de la kiosquera.  Sin embargo, Juan nunca reacciona. Frente a la cantidad de violaciones a las normas que vive cotidianamente, él literalmente se lava las manos (en el gimnasio se drogan, en el trabajo venden celulares robados, el empleador explota a sus trabajadores y les descuenta salario, etc.). En un momento le dice a su compañero respecto de su trabajo de guardia que él no golpea a nadie, que "por 150 pesos ni se mueve". Parece ser que lo único que lo motiva es la posibilidad de algún día abrir su propio gimnasio. Esta inacción frente a lo injusto es justificada por el hostigamiento del entorno social. 

Así, el film va construyendo una empatía con el espectador, que llegando a la hora de película se quiebra rotundamente: una violación y la reacción de Benítez frente a esta atrocidad hacen sentir al espectador que fue hábilmente manipulado por Fernández Triviño. Benítez no reporta el hecho, sino que averigua que el violador es un empresario poderoso, y entonces se debate entre la cuestión moral y aprovechar su situación de poder para beneficio propio.

En la conferencia de prensa de Pantalla Pinamar, el director y los actores pudieron hablar de su trabajo. Fernández Triviño insistió en que su film, pese a tener todos los componentes de un "bodriometraje" (tiempos laxos, poco diálogo, escasa musicalización),  no cae en esa categoría precisamente por este truco de generar una empatía con el espectador, para luego quitársela. Y en este sentido, se nota el oficio de técnico que posee. Ninguna información está de sobra, todo aporta al sentido del film. En cuanto a la violación, la actriz Malena Sánchez comentó el proceso actoral, en el que ella y Alejandro Awada realizaron una serie de ejercicios de tensión corporal. La idea era no jugar con el morbo de la violencia (como sucede en Irreversible) sino poner el foco en lo que le sucede a Benítez al mirar el hecho. 

"De martes a martes" es otra muestra del talento y el oficio que posee el cine nacional, con actores de la talla de Awada, Valenzuela y Pinto, y de técnicos como Triviño. 

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