Obra: "Proyecto: Vestuario Mujeres"

Funciones: Sábados 21 hs
Localidades: $ 50.- 

Espacio Callejón, Humahuaca 3759 
Informes: 4862-1167

Por Lucía Roitbarg


¿Un vestuario? ¿Muchas mujeres nerviosas? ¿Qué puede surgir de allí? En este caso la ingeniosa propuesta del dramaturgo y director Javier Daulte, Vestuario de mujeres. La denominación del proyecto en la cual se enmarca la obra ya propone la división de géneros, pues Proyecto Vestuarios se compone de dos obras, si bien independientes entre sí: Vestuario de Mujeres (sábados 21 hs) y Vestuario de Hombres (viernes y sábado 23 hs). Las mujeres en cuestión son ocho chicas de un equipo de Lacrosse que están a punto de jugar una final en Hungría. La Directora Técnica del equipo y la representante del evento, una extraña y particular húngara, completan el elenco.


El espacio y el nombre de la obra determinan una dirección semántica que funcionan simbólicamente. A saber: vestirse y desvestirse son dos acciones que se vinculan al espacio del vestuario y Daulte se apropia ingeniosamente de esta idea tanto literal como metafóricamente. La acción de quitarse la ropa no se vincula solamente con lo físico sino también con quedar desnudo, o vulnerable. En esta doble intención reside gran parte del atractivo que esta obra presenta. Es preciso destacar entonces, que el director aprovecha el espacio para posicionar al espectador (en este caso, particularmente al hombre) como un voyeur: el lugar al cual se suele restringir la entrada al sexo opuesto está abierto aquí a la mirada y al oído de todos.

Tanto la escenografía como demás elementos de la puesta tienen un tono realista o, mejor dicho, costumbrista. Cada una de las mujeres se caracteriza por algún matiz particular que las enfrenta al resto: la manipuladora, la temerosa, la desinhibida, la mentirosa. Estas mujeres tienen una manera de vincularse y de afrontar el momento por el cual están todas allí: ganar la final de un campeonato. Entre la ansiedad, el miedo y las discordias de las chicas, quién debería transmitirles seguridad y confianza de equipo es una directora al borde de la depresión, que otorga sentido y maneja su vida según los pronósticos de I-Ching o la Astrología.

Los desbordes no tardan en llegar y lo que era un simple altercado comienza a transformarse en un sinfín de conflictos que operan desenmascarando a cada una. Las miserias, las hipocresías y los egoísmos se exacerban en el medio de un momento de gran excitación para todas ellas y los límites parecen quedar olvidados para permitir la entrada a los extremos.

Los diálogos de las chicas sobre intimidades femeninas o bien la manera de dialogar o relacionarse entre ellas consiguen que la obra adquiera dinamismo y credibilidad. Todo lo que sucede parece cotidiano y dentro de esa vorágine tan particular el humor no tarda aparecer. Hay, sin embargo, un personaje particularmente gracioso: la húngara representante del evento. Es una mujer ajena al equipo que aprovecha y toma ventaja de la desunión de las chicas y que además hace uso del idioma a su conveniencia.

La delimitación por género masculino y femenino que presenta Proyecto Vestuarios abre una lectura respecto de la representación de cada uno de ellos. En este sentido, se puede apreciar cierta tendencia de las mujeres de esta obra a actuar por impulsos, a conducirse de manera emocional y hasta histérica. Muchas veces se entiende que su conducta esté justificada por el contexto pero no deja de generar cierta duda respecto de qué imagen de mujer termina siendo. Por momentos parece caer en lugares comunes que la mirada masculina tiene sobre ella más que representar el comportamiento femenino cotidiano. Aún así la obra funciona y dicha tendencia se propone con humor por lo cual su cuestionamiento en esta nota tiene la intención de buscar una lectura más a un espectáculo de calidad y entretenido.

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