“Kaboom” de Gregg Araki

Por Emiliano Basile

¿Cómo definir Kaboom? ¿Es un filme de preparatoria? ¿Es una película de serial killers? ¿O es acaso un filme apocalíptico? Quizás nada de eso y quizás todo eso junto, lo que si estamos en condiciones de afirmar es que Kaboom (2010) es una película de Gregg Araki, uno de los directores más creativos estéticamente hablando cuyo trabajo visual no deja de impactar a lo largo de su obra.

Araki dirigió films como The Living End (1992) por el cual fue reconocido en el comienzo de la década del noventa. A lo largo de su obra fue dejando de lado ciertos rasgos de road movie del cine independiente norteamericano que lo consolidó como artista para mostrarse explícitamente como un gran amante de los géneros cinematográficos clásicos.

No es que sus películas se hayan vuelto convencionales, todo lo contrario. Gregg Araki incursiona en los géneros cinematográficos como un elemento más de la cultura popular que resignifica para construir sus películas. En Splendor (1999) (en Argentina se estrenó con el título de Cama para tres) toma la comedia romántica y todos sus tópicos para subvertirla sexualmente. La fórmula de chico conoce chica que se va a casar con alguien no correspondido hasta que finalmente es rescatada por el amor de su vida aunque no sea políticamente correcto, es trastocada por chica que conoce dos chicos a la vez.

Smiley Face (2007) en Argentina salió directa al mercado del directo al DVD con el nombre de Fumada y Peligrosa, tiene a Anna Faris la chica Scary Movie de protagonista y recrea el género de la chica que va a Hollywood para triunfar en el mundo del cine pero, en la versión Araki del género, está tan drogada las 24 horas que no puede siquiera llegar a su primera entrevista.

Siempre parodiando y transgrediendo las reglas del género desde sus entrañas, Araki apuesta aún más con Kaboom. En el film el sexo casual de preparatoria cruza chicas con chicos gays, lesbianas hiper celosas, hombres con gays casados y todos juntos a la vez como un agradable regalo de cumpleaños.

Pero Araki no se queda sólo en la controversia sexual con Kaboom, porque al sexo lo utiliza de motor de alucinaciones que trae asesinos con máscaras de animales provenientes de una secta guerrillera llamada “El Nuevo Orden”. Aquí aparece otro factor de las comedias de preparatoria: las cofradías de adolescentes y la militancia juvenil de facultad, todo claro tan bien mezclado que produce un efecto alucinógeno superior al estado de vive la protagonista de Fumada y Peligrosa.

Araki hizo su apuesta, juntó todos sus tópicos en un filme aparentemente pasatista, con un despliegue visual increíble, trasgresor sexual y genéricamente, que no puede culminar en otra sensación que no sea la explosión de los sentidos. No por nada la película se llama Kaboom.

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