Viernes a la noche, Café Vinilo. Pasadas las 0:30 hs esperamos el comienzo del show. No sabemos con qué nos vamos a encontrar. Es un espectáculo de improvisación, todo puede pasar sobre el escenario. El misterio ronda la escena.
El escenario está cargado de instrumentos. Un piano de cola, una batería y tumbadoras acompañan a tres micrófonos de pie. La luz es tenue debido a la luz de velas que iluminan el centro de cada mesa.
De repente el silencio se hace protagonista y El Diablo en la boca se adueña de la noche. Dos mujeres rodean al público emitiendo sonidos inarticulados. ¿Son voces, pájaros, ruidos? Son las cantantes de la banda Maia Mónaco y Mariana Pereiro, que estarán esta vez acompañadas de Claudie Iglesia.
Los músicos Alejandro Oliva y Gabriel Spiller, se reparten el rol de director de orquesta. Acompañados en esta oportunidad por Diego Schissi, despliegan los ritmos y sonidos más diversos siempre con agilidad y versatilidad propia del estilo de la banda.
Culminado el show, el clima es excelente. La creatividad, gracia y buen humor se apoderó de la banda y fue transmitida con acierto al público. La banda volvió a sorprender, una vez más. Las expectativas fueron cubiertas, incluso superadas.
Un espectáculo imposible de encasillar, hay que verlo y disfrutarlo, un deleite para los sentidos ¿Qué se puede esperar del próximo show de El Diablo en la boca? Eso, eso sigue siendo un misterio.
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